El libro de Chicote, Restaurantes y Peques
Pues hoy vengo a hablaros de un libro, de un cocinero, de un restaurante y de una respuesta con la que no estoy demasiado de acuerdo.
¡Menos mal que la dueña de esta casa me deja hablar de lo que quiera!
¡Que no es que se me vaya a mí la pinza (al menos no esta vez) ya veréis, ya!
Hace unos días nos invitaron a la presentación de un libro muy apetecible y no sólo por lo ?suculento?? del título, “Las Suculentas Aventuras de Chicote” de Alberto Chicote. Nos invitaron a uno de esos restaurantes a los que además nos gusta ir juntos, sobre todo a ElMayor. Le encanta.
En el Yakitoro, en el corazón de Madrid se presentaba el libro en el que Alberto Chicote era el protagonista, pero del libro ya os hablé el otro día en mi blog, así que si queréis saber más del libro pasaros por allí, ahora vengo a hablaros de otro de los aspectos de esta presentación.
Una presentación conjunta para periodistas y bloggers suele ser un caos, los periodistas se piensan que los blogueros son una panda de arribistas y entre unos y otros pues no se trabaja ni cómodo ni a gusto, en general, aunque siempre hay excepciones.
Si a eso además le sumamos niños con ganas de merendar las delicias que tenían en la mesa pues apaga y vámonos.
Los periodistas se querían llevar a Alberto a un apartado para poder trabajar mejor, cosa que es perfectamente entendible y los niños querían merendar, así que abrir un turno de preguntas en ese maremágnum fue una ardua tarea pero Alberto se atrevió y?? le hicimos dos preguntas nada más.
Y digo le hicimos, sí?? debe ser que me puede el gusanillo del pasado.
La primera pregunta habló sobre la necesidad de hacer un buen desayuno y de un proyecto sobre desayunos en España, porque tenemos muy buenos productos pero quizás nos hemos dejado invadir demasiado por otras ?culturas????
También es verdad que teniendo tan buenos productos, no consigo entender porque en magníficos restaurantes el menú infantil es cuando menos muy mejorable y claro?? se lo pregunté.
Alberto no sé si por no ser padre o por ser restaurador o por ambas cosas, comentó que los establecimientos hacen lo que pide el cliente en lo referente al menú infantil, ni más ni menos.
No estoy de acuerdo en absoluto y como no se lo pude decir allí por el lío que tenía (él por un lado e Inma por el otro que fue una anfitriona de nota muy alta, pendiente absolutamente de que todos estuviéramos bien atendidos) pues se lo digo ahora?? ¡quién sabe si lo mismo lee este post entre viaje y viaje!
Vayamos por partes:
1.- Ir a un restaurante y que el menú infantil sea, macarrones aguados con una salsa de tomate triste y de bote no es lo que los padres piden ni los niños tampoco. No digo que no haya niños que solo comen eso cuando salen de casa, sé que los hay pero eso no quita para que esos macarrones se hagan con un poco más de mimo, el tomate sea un poco más trabajado, además pueden llevar incluso un poco de carne picada y un tanto de queso rallado por encima. No sé, no me parece tanto pedir.
2.- Ir a un restaurante y que el menú infantil no tenga más opción que esa no creo que sea lo que los padres pedimos como tampoco creo que cueste tanto integrar alguno de los platos de la carta en ese menú infantil para que padres y niños puedan elegir y al final no sea una obligación zamparse los tristes macarrones con tomate.
A fin de cuentas estamos entre todos educando los paladares de los adultos del mañana, a mí como madre me apetece que coman de todo pero a los profesionales del ramo supongo que les tiene que interesar mucho más pensando en el futuro de sus negocios. Vamos digo yo??
Sin ir más lejos y vaya por delante que tengo dos niños que son dos mundos a la hora de la comida, uno prueba sin ningún miedo y el otro es todo lo contrario, me centro precisamente en el Yakitoro, el restaurante de Alberto Chicote.
Como no es un restaurante al uso no hay un menú, es más bien de picoteo ergo no, no hay menú infantil. ¡¡Bien, no hay macarrones viudos!!
Las veces que hemos ido nunca hemos tenido ningún problema para que mis hijos coman, algunas veces han comido más y otra menos, algunas veces han acertado más y otras menos pero siempre han comido lo mismo que nosotros sin mayor problema.
El arroz blanco aliñado con sabores de Oriente, los dados de berenjena en tempura con miso rojo y pimentón, los chipi-kimchi, los dados de pechuga de pollo con su jugo tostado y por supuesto los yakibokatas de tiras de ternera, de papada ibérica y de foie caramelizado, son de nuestros platos fetiche, de esos con los que siempre acertamos, para los cuatro, incluido el ?tiquismiquis?? de ElCanijo.
No, no creo de verdad que los menús infantiles no se puedan mejorar por parte de los establecimientos hosteleros?? creo que tienen mucho por hacer, sobre todo si piensan en su propio futuro. No se trata de que ellos se encarguen de educar a comer a los niños, en eso estoy de acuerdo, se trata de que miren por el futuro de su negocio que me da que eso no lo están teniendo tan en cuenta??
P.D. by Sara: Toda la razón lleva Pilar, y sino que esos papás o chefs de los macarrones viudos se lleven a mi hijo un día y le inviten sushi, ya me dicen luego por cuanto les ha salido la tontería. También es cierto que muchos padres prefieren no complicarse y que se coman unos macarrones con tomate frito, pero vamos intentar que nuestros niños se sientan a gusto en los restaurantes y aprendan a disfrutar de ellos creo que es fundamental y solo recordar una cosa: “un niño que no come en un restaurante es un niño dando guerra”
Yo también fui al Yakitoro con mi hijo y no tuve ningún problema en que comiera cosas de allí. Puedo darle la razón en que los menús infantiles alguna vez están hechos para la comodidad también de los padres que así no se complican con lo que comen sus hijos. La verdad, es que a pocos restaurantes voy que tengan menús infantiles, y siempre hay algo que se acopla a sus gustos. ¡Y prueba cosas nuevas!
Supongo de depende mucho de los niños, de los padres y de la comida…pero hay que intentarlo, yo con el “prueba y si no te gusta no lo comes” acabo consiguiendo que coma muchas cosas que en principio dijo que no, eso si no hay quien le de lechuga, de ningún tipo, ni de ninguna forma o color…en fín, lo dicho, que cada niño es un mundo.