¿No se nos estará yendo un poco la olla con el tema de la cocina, la innovación, la cultura y el arte?
Retomo mis apariciones en este blog (mientras la dueña me deje… jejeje) con una noticia, un premio y una reflexión personal ¡casi nada!
En el mes de Julio se fallaba el Basque Culinary Prize de este año y el galardonado era el cocinero escocés Jock Zonfrillo, que yo no supiera nada de este señor no es significativo de nada.
Se le han otorgado varios miles de dólares en este premio como reconocimiento por su trabajo de recuperar la memoria de los pueblos originarios australianos a través de su proyecto ?Orana Foundation??.
Sí, un cocinero escocés investigando y viajando por los confines de la Australia más profunda para recuperar recetas e ingredientes usados por los primeros habitantes del continente austral.
El premio se entregó en el VIII Encuentro Anual del Consejo Internacional del Basque Culinary Center en Módena, Italia. Dicho así suena más que importante, suena vital, algo serio y pomposo a la altura de los consejos de naciones unidas por lo menos.
Allí ejerció de anfitrión el chef Massimo Bottura porque es en Módena donde tiene su establecimiento, la Osteria Francescana que este año se ha llevado el premio al mejor restaurante del mundo.
Y en Módena también estuvo en ese evento, el director de la serie ?Chef?s Table??, David Gelb que podéis ver en Netflix y de la que os he hablado hace unos meses en este blog.
Comida, cocina, arte, futuro, historia??.
En este acto se dialogó entre artistas y cocineros sobre la capacidad de la comida para cambiar el mundo.
Yo creo que es más la carencia de comida la que cambia el mundo pero seguro que se me está escapando algún detalle en todo este complicado entramado en el que se ha convertido la cocina y el acto natural de comer.
Massimo Bottura defendió en alguna de sus ponencias que el objetivo de la cocina es hacer vivible y comestible la conexión entre la naturaleza, la tecnología y el arte.
La naturaleza y la tecnología lo entiendo y lo comparto, lo de hacer vivible y comestible el arte a través de la cocina ya se me escapa. Puedo entender que se hable de belleza o de armonía pero de arte, de verdad que no termino de pillar la relación pero insisto, seguro que es cosa mía.
La intervención del cocinero español Andoni Luis Aduris dio un repaso a la forma de comer del ser humano a lo largo de la historia mostrándolo como un cambio social, lo cual no deja de ser cierto y además vaticinó un futuro protagonizado por las redes sociales en el que el comercio rural podría resentirse.
Yo ahí discrepo un poco, el comercio rural tal y como lo conocemos hasta ahora quizás sí pueda resentirse hasta desaparecer, pero hay un comercio rural que precisamente se nutre de las redes sociales y que crece lo que necesita, que no pretende dar mordiscos que no pueda tragar sino mantenerse, tener presente sin diezmar el futuro.
La sensatez y el sentido común, como siempre, serán los que nos sujeten o nos lancen por el precipicio, en esto, como en todo.
Y Gastón Acurio, conocido y reputado cocinero peruano habló del mestizaje de la rica y valorada cocina peruana poniendo en valor la mezcla a partir del amor que la cocina puede propagar por el mundo.
Me quedo con eso, una buena mesa con un ceviche peruano, una pasta fresca italiana y de postre una barreña asturiana. Eso es cultura, mestizaje y respeto a las tradiciones, sigo buscando el espacio para el arte pero seguro que en alguna de las recetas que os propone Sara lo encuentro, algún día.
Y yo (Sara) hoy os voy a dejar en el siguiente enlace una receta italiana de Sopa Minestrone con Tortellini que viene al pelo con lo que nos ha contado Pilar hoy en el post, espero que os guste.