Un año más nos acercamos a esas fechas en las que sentarse a la mesa con la familia para festejar la Navidad y con ella las cenas pantagruélicas, los villancicos repetitivos y como no los cuñados…jejeje, si, ¿quién no tiene al “cuñado” que todo lo sabe?.
Estas fechas, al menos en casa, son fechas de cocinar, de probar nuevos platos y de meternos las “cuatro Marías” en la cocina a guisar, a reírnos y porque no decirlo “a cortar algún que otro traje”. Meterme en la cocina con mi madre y mis hermanas es uno de esos placeres que quiero que duren para siempre, y es que allí es donde, al calor de la cocina hacemos tribu mientras mis hijos corren al rededor nuestra y se ríen y “ayudan” mientras su padre lo va probando todo no vaya a ser que este malo.
Cocinar con mis hermanas, porque mi madre siempre ha sido más de dirigir, es sencillo, ni tan siquiera hay que pedir las cosas, tu alargas la mano y dices “dame eso” y eso que necesitas acaba en tu mano. Eso si, aquí al igual que en el resto de las casas de este país no hay mesura para preparar la cena, ni en Nochebuena ni en Noche Vieja, a mi madre todo la parece poco, sobre todo para sus nietos y sus yernos, y nos hace preparar montañas de comida que luego nos pasamos comiendo durante días, porque aquí no nos gusta tirar la comida.
He de decir que el único plato que prepara mi madre personalmente, es el cordero asado y es que le sale de maravilla, no es porque sea mi madre, es que es de las cosas que la salen “bordadas“, y claro hay que hacer cordero asado así se caiga el cielo sobre nuestras cabezas, hemos intentado convencerla de que ya no nos comemos un cordero entero, pero para ella si no hay cordero no es Navidad.
En casa de Nerea, nuestra colaboradora más dicharachera, tampoco es que haya mesura en el yantar, y es que de la mezcla de una andaluza de “rompe y rasga” y un vasco “de pro”, su mesa no podía tener limite y sino pasaros por los videos peineteros de mi “comadre” en los que habla de las cantidades de tapers y tapers que puede traer la abuela peineta cada vez que va de visita y os haréis una idea de lo que puede llegar a ser sentarse en su mesa una noche de Nochebuena.
Y en casa de Pilar, no vayáis a pensar que con eso de hablar de cine y de películas molonas, son más comedidos por aquello del tema intelectual, que en esa santa casa tampoco se andan a la zaga en eso de llenar los platos hasta los bordes y la mesa hasta que no cabe un alfiler y es que tener niños que ya no son tan niños que se comen las piedras, tiene lo que tiene y a una se le va la mano cuando se trata de alimentar a sus polluelos, y más un día de fiesta, naturalmente.
Y es que en cada casa, en cada lugar, se celebra la Navidad de una forma distinta, pero siempre con ilusión, con ganas de festejar junto a los amigos y a la familia, con los tuyos y sobre todo con hambre 😉
Nosotros desde aquí, desde esta pequeña familia que formamos los colaboradores de este blog, Erika, Daniel, Pilar, Nerea y yo misma, Sara, queremos daros las gracias, queremos que sepáis que sin vosotros este blog no tiene sentido, que escribimos para y por vosotros de todo corazón y esperamos que el año que viene sigáis leyéndonos y sobre todo disfrutando con nosotros de la buena mensa con Spices Cave.
Para todos vosotros:
Te imagino entre fuegos, platos y recetas empezando a planificar la cena de mañana, amiga, casi como en un película.
Sabes cuando conoces a alguien y piensas que esa persona es de las que te gustaría conocer más y compartir más y charlar más y reírte más con ella y que haya más cenas cargadas de risas y más “líneas rojas” también cargadas de risas.. bueno pues si sabes eso ya sabes lo que me pasa contigo, maja.
Un beso enorme y por muchas más “noches buenas” juntas.
¡¡MUACKS!!